Pintura Mural, la caverna iluminada de Jesús Mateo

Cuenca se encuentra a una hora escasa de viaje en coche siguiendo la carretera N420 desde Mota del Cuervo. Mi paso por esta encantadora ciudad me ha aportado en este viaje aún más emoción y admiración por el arte, gracias al privilegio que he tenido al conocer personalmente a Jesús Mateo, autor de las pinturas murales de Alarcón, una obra de arte contemporánea que está protegida por la UNESCO desde 1997.

Jesús Mateo, nacido en Cuenca e 1971, comparte algunas de sus reflexiones en torno a la pintura, al arte. Nos acerca a las motivaciones, los anhelos y los sentimientos que le rodearon entre 1995 y 2002 cuando se trasladó a la Villa de Alarcón para trabajar en el proyecto que marcó su vida por aquel tiempo y que sigue latiendo con insistencia hoy.

Una obra de iniciación, en la que el tiempo y espacio comparten con el hombre la difícil tarea de conocer, de conocerse. Una obra de arte íntima, poliédrica, universal. Una cosmogonía de formas y colores inventados, extraídos, trasplantados sin sujeción a guías, encargos, programas prefijados. Una obra libre, veraz, comprometida tan solo al dictado y dictamen de su creador. Una rareza en nuestro tiempo, una excepcionalidad fruto de la soledad buscada, una hazaña posible gracias a la voluntariedad y a la determinación de crear. Caverna iluminada, sombras proyectadas, noche estrellada, útero materno, templo iluminado, soledad naciente, sol ardiente…tejido orgánico en ebullición que exalta los colores de la tierra, los amasa, los mezcla y los derrama sobre un muro inerte y vacío.

Considera Jesús Mateo importante disfrutar la obra en su contexto, algo difícil de experimentar en pintura. Contextualizar la obra de arte es esencial tanto para ella como para el receptor, el “recibidor” de la herramienta de luz que hace al hombre más poderoso y libre. Una herramienta, el Arte, que ayuda al ser humano a responder las difíciles, aurorales y temblorosas preguntas que lo atormentan… ¿qué somos?, ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?…

En el Museo de Arte Abstracto Español de su ciudad natal se bautizó en esta religión solitaria, muchas veces incomprendida, prostituída y banalizada que llamamos Arte. La pintura ha sido su herramienta, los libros su catecismo. Desde muy niño quiso ser pintor, además de otras muchas cosas. Quiso crear un mundo personal en tensión consigo mismo. Buscó encuentros con el otro distintos a los establecidos por el poder, por el sistema. Y lo consiguió.

Posteriormente a esta obra Jesús Mateo sigue buscándose. Obras en papel, cartón y otros soportes soportan pretextos, interpretaciones, experiencias de nuevas vidas y lecturas. Sus libros de autor han certificado sus tentativas artísticas en esta nueva etapa. Colaboraciones con intelectuales y creadores como Francisco Brines, Felix de Azúa, Fernando Arrabal o Ferran Freixa corroboran que Jesús Mateo sigue vivo, latiendo en él y en nosotros. 

Conexión emocional e intangible la vivida, más allá de esas «cuatro paredes de la vida real » que, ni siquiera nos rodeaban, mientras escuchaba sus palabras. Era como si el tiempo se hubiera detenido, era como volver a otro lugar en el que ya había estado. Indescriptible!

Como titulan en un artículo: Los sueños, a veces, se cumplen.

Con motivo del III aniversario del blog, recordar gratos momentos vividos siempre es una apuesta acertada. Se habla mucho de la felicidad, a veces demasiado de forma cuantitativa.

Es cuestión de espacio y tiempo, todo llega si de verdad crees en ello.

Mi estancia en Alarcón no fue muy larga en el tiempo, pero sí lo suficientemente intensa como para que aún pasado ya algún tiempo siga tan presente en mi mente. Lo mismo ocurre en con la ciudad de Cuenca. Estancias intermitentes por motivos varios o paso visitas esporádicas siempre llenas de encanto. Porque eso es la vida, lo que te da vida. Como este blog, que sigue creciendo y aportándome tanto. Muchas gracias a los seguidores y lectores que me hacen tan feliz al sentir que están ahí.

Encuenta la caverna. Visita Alarcón!