Exótico Myanmar
Viajar enriquece. Si además lo hacemos a lugares exóticos como Myanmar, es posible que te colme de plenitud.
Cierto es que tener poco tiempo limita, pero no condiciona a ello. Cualquier momento es bueno y excusa perfecta, independientemente de las circunstancias del viaje.
Aún así, existen lugares increíbles donde perdernos en un tiempo no muy lejano, pero si, a veces olvidado. El tiempo de encontrarte contigo mismo y descubrir rincones de tu propio “yo” a la vez que recorremos el entorno.
Es interesante reflexionar, meditar y respirar en nuestro día a día. ¿Qué tienen en común mi propuesta con un viaje a Costa Rica o un viaje a Tailandia?
En este post te propongo un viaje a Myanmar diferente, cualquier lugar al que vayas es perfecto para detectar estos detalles y sentir el cosquilleo con solo pensar en preparar el viaje. ¿Te animas a hacer un viaje de largo recorrido?
Costumbres
Encontramos aquí un lugar con algunas peculiaridades que quizá no las encontraríamos en otros sitios. Por ejemplo, cuando era habitual que los hombres hicieran el servicio militar en nuestro país, en Myanmar todos ellos tienen obligación de pasar un tiempo como monjes.
La vestimenta de estos lugareños se diferencia por ser el único sitio que conozco donde los hombres visten con “falda”. En este caso, el corte de 2 metros del llamado lungi es sencillo y práctico, llevándolo tanto hombres como mujeres en diferente confección.
También llama la atención la extraordinaria piel tersa que lucen sus habitantes, según aseguran las mujeres, debido a un cosmético color crema con propiedades astringentes y tonificantes denominado thanaka, que procede de un árbol de la zona, es protector ante el implacable sol tropical.
Grandes aficionados a las funciones teatrales, cuentan con una mayor tradición en teatro de marionetas. Un maestro puede llegar a manipular en una función hasta 28 personajes que miden un metro de altura.
Gastronomía
La gastronomía de un lugar exótico puede pasar a ser palabras mayores si eres de los que no estás dispuesto a probar cosas nuevas. Con influencias chinas e indias, Myanmar ofrece arroces, pastas y fideos con diferentes salsas especialmente picantes, habitual en este tipo de países.
Dos de los más deliciosos platos nacionales son mohinga y khowswe, asimismo el ingapi, pasta de pescado de muy buen sabor.
Paisaje y Naturaleza
Una puesta de sol es espectacular viviéndola en un momento especial. Si además es exótico como Myanmar, uno de los países menos turísticos de sudeste asiático (antigua Birmania), se torna extraordinariamente inolvidable.
Myanmar posee abundantes recursos naturales, como petróleo, gas natural, cobre, estaño, plata, tungsteno y otros minerales, además de piedras preciosas. Cuenta también con selvas tropicales pobladas de valiosos árboles madereros, como tecas, palisandros y sándalos. Los bosques albergan una variada fauna: monos, tigres, osos, búfalos de agua y elefantes, por mencionar sólo algunos.
Con una orografía abrupta así, tienes la sensación de no encontrar un camino sencillo y al uso, tu sentido de la orientación se potencia, aportando al viaje un atractivo natural y salvaje difícilmente descriptible por la cantidad de emociones que reporta.
Sosegadas imágenes quedan en el lago inle donde se encuentran los pescadores con la peculiar forma de remar con una sola pierna.
Budismo y Meditación
Es llamada “Tierra del oro” sin embargo, los verdaderos tesoros de este país son sus habitantes. Amables, tranquilos, hospitalarios y educados.
Muchas son las personas que viajan con el fin de encontrar una paz interior difícilmente detectada en la actualidad que vivimos, un proceso de profundización en su propio desarrollo espiritual. También es una forma de viajar y una excusa perfecta cuando se habla tanto del mindfulness, la meditación y los beneficios del yoga en el mundo occidental, sintiendo la necesidad de tener contacto con maestros.
El budismo proporciona una vibración asombrosa en Myanmar, cómo la gente corriente integra sus prácticas e ideales en la vida cotidiana con una armonía natural que parece carecer de esfuerzo.
Alejados del mundo por su precariedad económica y tecnológica, y por el aislamiento del régimen, han conservado sus creencias, ritos, ciclos y tradiciones con una pureza inverosímil. La modernidad apenas se atisba.